Jacques Tati en su papel de Monseur Hulot |
En el mundo habitan cuatro categorías de artistas: los aficionados, los aficionados que cobran, los profesionales y los genios. Casi siempre el dinero y el prestigio se lo llevan los segundos, pero el tiempo acaba por darle valor a los últimos, que son los que realmente dejan huella. Éste es el caso del cómico francés Jacques Tati (1907-1982).
Nacido como Jacques Tatischeff (de abuelo paterno ruso y madre italo-holandesa) en la pequeña ciudad de Le Pecq, cercana a París, de pequeño sintió poco interés por los estudios, y prefirió siempre las actividades deportivas: tenis, equitación, rugby. De hecho, descubrió su vocación de cómico dentro del equipo de rugby del Racing Club de Francia, haciendo payasadas para sus compañeros.
Se cree que fue a partir de 1931, en plena crisis económica mundial, cuando dejó su empleo de enmarcador en el negocio familiar, para dedicarse a la comedia. Actuó desde entonces como actor en algunas películas y en espectáculos de music-hall.
Después de haber servido como soldado, y en la Francia ocupada por los alemanes, desde 1940 representó un espectáculo humorístico teatral llamado "Impresiones Deportivas", se inicia en la creación de guiones cinematográficos y vuelve a actuar en el cine.
Acabada la Guerra, funda con su amigo Fred Orain la productora Cady Films, en 1946 dirige su primera película, un corto titulado "La escuela de los factores", y en 1947 inicia el rodaje de su primer largometraje, "Día de fiesta", que estrenará en 1949 con poco apoyo de la crítica pero con gran éxito de público.
En 1953 ya estrenará su primer gran éxito "Las vacaciones del Sr. Hulot", ambientada en una ciudad vacacional de la costa atlántica francesa. Esta película va sentar las bases del estilo por el que luego sería identificado Tati. Él mismo encarnará a Monseur Hulot, un personaje de clase media, lacónico, ingenuo y torpe, siempre con su pipa en la boca, que luego también aparecerá en sucesivas producciones. Este genial cómico satiriza de forma humorística los estereotipos clasistas de la época, y no deja títere con cabeza, desde de los egocéntricos capitalistas hasta los estirados intelectualoides de izquierda. Del mismo modo, se burla sutilmente de la obsesión de la sociedad occidental por dar más valor moral al trabajo que al ocio, y la manera en que la tecnología complica a veces el disfrute de los placeres más sencillos. También prestó interés al comportamiento de los personajes en masa, y las muchedumbres son protagonistas en repetidas ocasiones.
Escena de Las Vacaciones del Señor Hulot |
Los diálogos son escasos, pero el sonido ambiental tiene una importancia crucial en su obra. Los ruidos, tanto naturales como provenientes de artilugios tecnológicos, hablan y cuentan cosas, e identifican la acción de las escenas. La estudiada mímica de los personajes y los chistes visuales son otra característica muy propia de la obra de este genio. El espectador mantiene en todo momento un semblante entre asombrado y sonriente, y es que la cuidada trama argumental no deja un segundo al aburrimiento.
Tati junto a Mack Sennet y Stan Laurel "El Flaco", haciendo de las suyas |
Menudo trío de reyes de la comedia: Buster Keaton, Jacques Tati y Harold Lloyd, en 1959 |
Cartel y escenas de Mi Tío |
A partir de mediados de los 60, llegan tiempos difíciles para Tati. Su nuevo y ambicioso proyecto, "Playtime", le lleva casi al borde de la ruina. Su estrenó en 1967, y no gozó del éxito de los anteriores.
Escena de Playtime |
Cartel y escenas de Traffic |
Hoy en día, cuando las salas de cine están dominadas por la todopoderosa industria de Hollywood, preocupada más por hacer caja que proporcionar entretenimiento con calidad artística, conviene recordar que el cine puede ser otra cosa. Hace tiempo que se dejaron de escribir guiones originales e inventar historias, porque se vio que se podía ganar dinero también reutilizando y remezclando los guiones antiguos y haciendo remakes de películas de probado éxito. A su vez, las compañías distribuidoras han encontrado la manera de vender su bazofia ofreciendo a las salas de proyección y a las cadenas de televisión las nuevas producciones sólo en paquetes cerrados, colocando veinte bodrios por cada película más o menos pasable. Y las salas de proyección han elevado tanto el precio de las entradas que el cine, antaño un entretenimiento de las clases populares, se ha convertido en un lujo al alcance de pocos. Hoy en día, conviene recordar que en su día el cine comercial se ganó el calificativo de "séptimo arte", y hoy es casi sólo un valor en bolsa.
Y, para terminar, les dejo estos botones de muestra: una selección de vídeos en los que se puede apreciar la categoría de este genio. Disfrútenlos.
MI TÍO:
PLAYTIME:
TRAFFIC:
Saludos.