viernes, 1 de noviembre de 2013

VENTANAS.





Hola amigos, suele pasar a veces que en este maravilloso Mundo lo más cercano o lo más cotidiano poseen un significado o una transcendencia mucho más profundos de lo que habitualmente nos percatamos. Y es que nuestra curiosidad, siempre más atenta a lo extraño que a lo frecuente, en no pocas ocasiones suele irse muy lejos. Así que hoy nos quedaremos en casa y hablaremos de la ventanas, sí, eso que seguro que usted tiene ahora mismo a pocos metros. Pero siguiendo, eso sí, nuestra vocación de sumergirnos en la profundidades, y contando algunas curiosidades al respecto. Así que pasen y vean. 



Las primeras viviendas que construyó la Humanidad no eran más que un cerco de piedras o palos con una techumbre y una puerta. Un refugio para dormir, nada más. Pero, a medida que las edificaciones fueron haciéndose más complejas, se vio la necesidad de abrir huecos en los muros para que entraran la luz y el aire en el interior. Entonces nacieron las ventanas. Y en aquella primitiva conciencia humana asomada por vez primera al hueco de una ventana nació también la idea de la diferenciación de los espacios y todo lo que ello implica: el dentro y el fuera, lo íntimo y lo público, nosotros y los demás

Grace Kelly y James Stewart en "La ventana indiscreta" (Alfred Hitchcock, 1954)

Para cerrarlas se utilizó todo tipo de materiales, hasta que en el siglo I los antiguos romanos ya empezaron a emplear el vidrio. Un lujo de ricos que aún en el siglo XIII sólo se usaba para los templos, hasta que en el siglo XVI ya se abarató su coste. Aún así las láminas de vidrio plano sólo se pudieron fabricar en tamaño pequeño hasta el siglo XIX, de ahí el uso de armazones para juntarlos y crear las vidrieras. 



Decía Carl Gustav Jung que la casa simboliza arquetípicamente al individuo, a nuestro Yo. Del estudio de los sueños así lo concluyó. En este sentido, e igual que los ojos son el espejo del alma, podríamos atrevernos a decir que las ventanas, por donde llega la luz desde fuera, son, en cierto modo, el reflejo del alma de la casa, o de quienes las habitan. 



Tomemos el ejemplo de las ventanas holandesas: amplias, ocupando casi todo el espacio de la fachada, abiertas a la luz, y dejando ver casi todo lo que hay dentro. Fueron creadas por un pueblo de agricultores y comerciantes, cuya lucha constante contra los elementos hizo de ellos gente práctica, y con un espíritu cooperativo que les lleva a no tener prejuicios ni reparos en mostrar a sus vecinos el interior de su morada casi al desnudo. Aunque no olviden que las apariencias también pueden engañar…




Otro ejemplo lo encontramos en las ventanas árabes. La cultura islámica es propensa a la rígida división entre los espacios, sobre todo entre lo íntimo y lo público, como dos universos distintos. Sus ventanas están cubiertas por intrincadas celosías que, aunque dejan pasar la luz y el aire, ocultan el espacio interior, a la vez que permiten mirar hacia afuera sin ser vistos. 



Sin obviar la influencia de las condiciones climáticas en la arquitectura, claro está, ante este hecho cabría preguntarnos en qué medida es la persona la que hace a la ventana, o es la ventana la que hace a la persona. ¿Quien muestra más es realmente quien oculta menos?. O ¿qué fueron primero: las celosías de las ventanas o las celosías de la mente?.



Pero las ventanas, además de su función práctica, también nos hablan, nos cuentan historias sorprendentes, conmovedoras, y, sobre todo, que nos pueden hacer reflexionar. Veamos algunos ejemplos:

La ventana de la Reina. En esta imagen del verano de 1952, la recién coronada Elisabeth II de Inglaterra, asomada a una ventana de su palacio contempla a su hijo Charles mientras éste intenta trepar, a duras penas, hasta donde está ella. Han pasado 61 años desde entonces, y la situación sigue siendo la misma. ¿Una imagen profética?. Quizás…



La ventana del Pescador. Lejísimos, intangible y casi imperceptible a simple vista, se nos ha mostrado durante mucho tiempo la imagen del sucesor de Pedro mientras daba sus bendiciones a la Ciudad y al Mundo. Casi en la nubes, y desconectada completamente de la realidad parece haber estado también durante siglos la cabeza de la Iglesia Católica. Pero, desde hace pocos meses, hemos podido contemplar una imagen inusitada: es el pueblo el que aparece al fondo de la imagen mientras el Papa lo observa. ¿Será este cambio de perspectiva un signo de que algo está cambiando realmente?. Veremos.



La ventana de Antonietta. Y otra ventana romana. En la película “Una jornada particular”, del italiano Ettore Scolla (1977), Antonietta (Sophia Loren) es un ama de casa cuya vida vacía y gris está dedicada en pleno al servicio de su familia, atrapada en cuatro paredes, presa de su insulso destino. La ventana de su cocina es la frontera de su pequeño mundo. Hasta que un día Rosmunda, el ave que cría en una jaula, escapa por esa ventana, y ella va a buscarla… Una película llena de símbolos, en la que las ventanas son también protagonistas. 





La ventana de los Porteros. Nuestro admirado Robert Doisneau fotografió en 1946 a una pareja de porteros de la calle del Dragón, en París. Un hombre y una mujer ancianos, en actitud serena, nos abren su ventana y nos muestran su universo particular, desde una estancia llena de recuerdos, y desde donde han visto pasar la vida. Las alegrías y las amarguras, las luces y las sombras, los sueños y las esperanzas… Todo queda contenido en el marco de la ventana, como una metáfora de la existencia. 



Las ventanas de Gorea. En la bahía de Dakar (Senegal) está el islote de Gorea (Gorée), donde aún se conserva uno de los lugares más siniestros del planeta: la llamada Casa de los Esclavos, aunque hubo otras más. Era un almacén de seres humanos. Allí llegaban los esclavos capturados en el vecino continente, y allí eran encerrados hasta su venta, hacinados en condiciones infrahumanas, y a la espera de la llegada de los comerciantes europeos en busca de la mercancía. No todas las celdas tenían ventanas, y las únicas que había eran así de estrechas. Se calcula que, hasta 1848, por allí pasaron 60.000 personas. Y desde allí eran sacados para ser embarcados por la llamada “Puerta sin retorno”, la cual, por su elevada altura, es casi también como una ventana. En su dintel hay un cartel que dice: “De esta puerta, ellos iban para un viaje sin retorno, los ojos fijos sobre el infinito del sufrimiento”. 

Gorea fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1978.


Las ventanas de la Calle 58. En 1960, el fotógrafo norteamericano Osmond Gigli observaba cómo desmolían una hilera de edificios antiguos justo en frente de la ventana de su estudio. Entonces tuvo una visión. Rápidamente, reunió a 43 mujeres y les pidió que ocuparan las ventanas de uno de los edificios. Las modelos, ataviadas con sus mejores galas, y acompañadas de un Rolls Royce, posaron de esta manera tan original para la cámara de Osmond. Con esta imagen esplendorosa, viva y feliz quiso inmortalizar, como un poema de despedida, aquel lugar que sólo un día después quedó reducido a la nada. Un auténtico desafío de la luz frente a las tinieblas.

El título de la foto es: "Girls in the windows" (Chicas en las ventanas)


La ventana de John y Yoko. Es una historia bien conocida la de la famosa protesta que organizaron John Lennon y Yoko Ono durante una semana en esta habitación del hotel Queen Elisabeth, en Montreal (Canadá), en el año 1969. Al grito de: “Haz el amor, y no la guerra”, pretendían llamar la atención sobre las atrocidades de la Guerra del Vietnam. Las vueltas que da la vida: en noviembre del año 2011, ese mismo cartel que vemos pegado en la ventana sobre la cabeza de Yoko, que pone: Bed Peace, y firmado por la pareja, fue vendido en una subasta a un comprador anónimo por 154.000$. Su hasta entonces poseedor era un ingeniero de sonido que había acudido por aquella fecha al hotel donde estaban John y Yoko a cubrir la noticia. Bueno ya vemos que hay quienes se apropian descaradamente de los nobles ideales para usarlos sólo como adorno, o como vulgar mercancía. Qué peligro. Nunca hagan esto en casa, niños, jeje.




En fin, todo un universo fluyendo a través de las ventanas. Y una frase más para la reflexión:

"Sólo cerrando las puertas del pasado se abren las ventanas del porvenir"
(Françoise Sagan, escritora francesa)


Y les dejo con el vídeo clip de la canción "Imagine", de John Lennon (1971), parece ser que influída por la poesía de Yoko Ono, y donde las ventanas que se abren a la Luz tienen un notable significado simbólico. La imaginación: donde todo es posible. A eso sí que jamás hay que ponerle ventanas.



Saludos.
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